La casa se encuentra en Arrifana, un pequeño pueblo a solo cuatro kilómetros del centro de la ciudad de Santa Maria da Feira, pero que aún mantiene las fuertes características rurales con todo su encanto y belleza, que caracterizan este tipo de estilo de vivienda y donde la línea ferroviaria de Vouga persiste hasta hoy.
El proyecto se desarrolla en un terreno caracterizado por su forma triangular, con una topografía poco accidentada, que establece una interfaz superior con el terreno contiguo, así como con el nivel de la calle, lo que nos permite extender la vista sobre el horizonte.
El edificio se incorpora y ocupa gran parte del terreno, por lo que mantiene la misma forma triangular. El volumen arquitectónico permite una variedad de perspectivas, sobresaliendo en el piso superior por su articulación con el piso inferior.
Las fachadas del edificio recibieron el mismo tratamiento, definiendo un volumen blanco, donde los vacíos delinean la forma y regulan la entrada de luz natural, proyectando, además, un interesante juego de sombras.
El interior de la casa se compone de una forma simplificada, con paredes, techos y carpintería en color blanco, y suelos de madera, todas características que permiten la concepción de un ambiente cómodo que valora la homogeneidad.