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La Casa Cavero nace de un diálogo transversal entre la vivienda y su privilegiado marco natural. La cubierta, elemento identitario y vertebrador del proyecto, se adapta suavemente a la topografía de la parcela, de manera que naciendo del propio terreno acompaña la pendiente natural del mismo, creando un vínculo de íntima relación con él.
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La arquitectura no se impone, si no que se acomoda para obtener lo mejor del terreno en beneficio propio. El programa se desarrolla en su totalidad en planta baja , mostrando su compromiso con el entorno de no sobresalir más de lo necesario, además de ofrecer al usuario una forma de habitar sencilla, ordenando el funcionamiento en torno a las estancias diurnas , tanto construidas como no construidas.
La sala principal se abre a las vistas de la costa Sur menorquina a la vez que se protege de la Tramontana permitiendo que la brisa que asciende desde el mar atraviese y refresque la estancia en verano, mientras que en invierno permite adaptarse a los intensos vientos con una suerte de espacios exteriores situados estratégicamente.
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En cuanto a su materialidad, el proyecto alterna dos materiales muy característicos de la isla como son el mortero blanco y los muros de piedra seca, que junto con la cubierta de hormigón blanco visto y el suelo de piedra caliza tienen una clara vocación integradora con el entorno y la historia del lugar.