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“Yo digo que aquel que, sin traicionar las limitaciones del programa moderno o los materiales, produce una obra que parece haber existido siempre – esto es, en una palabra banal – puede considerarse a sí mismo como un hombre muy satisfecho.” August Perret
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La propiedad de 140 hectáreas está situada en las afueras del pueblo de Azaruja, en el distrito de Évora. Uno percibe esta vasta llanura a través de sus árboles y las pequeñas construcciones que marcan el paisaje, haciéndola notable y humana. Una construcción agrícola centenaria ha sido reformada y ampliada con el fin de dar cabida a una pequeña unidad de turismo.
Los excesos existentes y ampliaciones no características fueron demolidas y la búsqueda de la luz comenzó. La disposición programática pretende seguir el territorio existente – informal y sin barreras. Se eliminaron las fronteras para hacer posible una circulación fluida, de espacio a espacio, donde el interior y el exterior, la naturalidad y lo natural se convierten en uno. Con el fin de no tener alteraciones entre la construcción y la simbiosis del territorio, las ventanas se deslizan en las paredes. Algunas pinturas emergen en el interior y pasajes aparecen desde el exterior.
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El pórtico se presenta como un momento de conexión entre dos elementos naturales: la palmera y la higuera.