La casa está situada en las colinas de Boliqueime, un lugar de inviernos suaves y veranos cálidos y secos. Desde la cima, hay una gran vista sobre el océano hacia el sur. El acceso se realiza por el lado norte, liberando las zonas con mejor exposición al sol para la casa y el jardín. Bordeando un banco, rodeado de vegetación, se entra por la sombra, cruzando la puerta de madera, al patio y a la luz.
El patio que nos recibe es el centro de la casa, el espacio de distribución alrededor del cual se organiza y la gran sala cuyo techo es el cielo. De forma cuadrada y con la presencia de un árbol, el patio regula la luz de la casa y es un refugio contra los fuertes vientos que a veces soplan en el paisaje. La autonomía del núcleo principal de la casa con respecto a las habitaciones de los huéspedes es una exigencia del programa, de modo que parte de las circulaciones se realizan al aire libre, una solución posible y agradable en tierras con largos veranos.
Separar las zonas de la casa que se utilizan de forma permanente de las que se utilizan de forma más esporádica permite racionalizar el consumo de energía en función del número de ocupantes. Además, la eliminación de la circulación interna permite abrir las ventanas a ambos lados de las habitaciones, lo que garantiza una ventilación natural abierta y constante de los espacios.
La sala que conecta el patio con la piscina se configura como una zona multifuncional, que se abre y se cierra en ocasiones, y que puede ser un refugio exterior cuando hace calor, un jardín protegido cuando hace frío o la ampliación de la zona de comedor en días festivos. La configuración de la casa, asociada a robustas soluciones de aislamiento en las paredes, techos, suelos y aberturas, hace que el uso del sistema de aire acondicionado sea prescindible en la mayoría de los días del año.
A los tejados se accede por una escalera exterior adosada a la torreta que sobresale de la horizontalidad del patio. Al suroeste, la terraza es una zona de ocio y un mirador que espera la temporada de secado de higos. En el lado opuesto, las terrazas albergan el equipo técnico.
El diseño del jardín enmarca el edificio, creando perspectivas
tranquilizadoras, favoreciendo la privacidad, formalizando los espacios
de ocio y paseo y organizando las zonas de huerto y jardín. Las especies
de la flora mediterránea o familiar de esta región, con muy bajos
requerimientos de mantenimiento y de agua, juegan un papel fundamental
en la regulación del confort térmico y de la calidad del aire y en la
creación de condiciones favorables para el soporte de la fauna que
completará el ecosistema.
La blancura, la horizontalidad de la
intervención, la simplicidad de los volúmenes, las aberturas contenidas,
el uso de pocos materiales y las cubiertas punteadas por chimeneas,
buscan insertar la construcción en la cultura arquitectónica de la
región.