La Casa Westbrook propone un modelo alternativo de construcción en los extensos suburbios de posguerra de Austin (Texas). Se adapta a los cambios demográficos de este barrio, antaño modesto, sin perder su carácter modesto. En un barrio en el que todas las propiedades están maximizando su FAR (ratio de superficie construida) permitido -ya sea mediante abrumadoras ampliaciones o inmodestos edificios de nueva construcción-, la modesta escala de la casa de 3.494 pies cuadrados y su comportamiento desde la calle mantienen la escala histórica del barrio, mientras que su cuidada construcción permite una disposición actualizada más acorde con su nuevo valor. Al adoptar esta menor proporción entre edificio y jardín, la casa está situada de tal forma que sus habitantes viven inmersos en la naturaleza, relacionándose con los distintos jardines que rodean el edificio.
Cuatro volúmenes de mampostería se unen en torno a una sala de estar central, que a su vez se abre a los paisajes adyacentes. Los espacios públicos se definen como la zona intermedia, con ventanas acristaladas de suelo a techo y bajo un techo continuo, mientras que los volúmenes de mampostería se delinean con ladrillos de piedra caliza y aberturas de acero, creando una sensación de intimidad. Encima del espacio intermedio hay otro volumen revestido de acero; unas ligeras chimeneas cortadas en este volumen activan el espacio, proporcionando una fuente inesperada de luz y vistas.
Además, la casa se compone de dos formas opuestas de delimitar las estancias interiores. Los volúmenes de mampostería definen estancias íntimas y cerradas, distintas de sus adyacentes, y al mismo tiempo definen un espacio público dinámico y fluido que conecta directamente con el exterior. Como consecuencia, la familia vive aquí moviéndose entre un mundo premoderno y uno moderno, instalándose en un espacio concreto según el estado de ánimo apropiado.
La distribución del programa en una vivienda de tamaño razonable en una sola planta invita a esta familia a envejecer en su lugar, rodeada de naturaleza y cerca de los vecinos, así como de las comodidades de la ciudad de Austin. Aunque el valor de este barrio seguirá subiendo y las casas nuevas sustituirán a las existentes, la esperanza es que esta casa pueda servir de modelo para futuros desarrollos, en los que el jardín esté más presente que el edificio y los habitantes puedan vivir inmersos en la naturaleza y junto a los vecinos.