El cliente quería un espacio para pensar que hiciera olvidar el tiempo y el espacio. Un lugar de presencia, contemplación y acción, donde la actividad creativa crece de forma visible y orgánica. Aquí deberían surgir preguntas, tensiones y propuestas de soluciones a través de un discurso conjunto.
El enfoque se basa en el pensamiento asociativo y la reflexión a través de la analogía. Es un lugar donde se lee y escribe la realidad y donde es posible conversar con los invitados.
El resultado es un artefacto atractivo que te envuelve suavemente y utiliza luces y sombras en el espacio para crear una atmósfera que invita a pensar y reflexionar.
La casa traduce estas aspiraciones a través de una analogía con la cabaña de los pescadores, con revestimientos de aluminio y referencias al bordado de St. Gallen, un homenaje a una pasión del cliente privado.