Ubicada en el Planalto Central brasileño, en un condominio en Brasília-DF, la Casa Grota fue diseñada en un terreno con restricciones de ocupación debido a que, en su porción este, incluye un área de preservación permanente.
De esta manera, el terreno de 1.500 m², dividido longitudinalmente por esta área de preservación, disponía de gran parte del área de ocupación en su porción más interna, alejada de la calle, donde la casa fue entonces implantada.
El concepto del proyecto nació, inicialmente, de las propias referencias y necesidades de la cliente: tener una casa pequeña, de construcción económica y racional, utilizando materiales simples y con características minimalistas, concretizada en una arquitectura que mantuviera el protagonismo de la vegetación local. Era importante, entonces, valorar la grota existente y el bosque nativo, haciendo de ellos puntos focales de las vistas ofrecidas por las aberturas de la residencia.
El programa de la casa de una planta fue definido por la cliente y es conciso: incluye garaje, cuatro habitaciones, una sala integrada con la cocina, un área de servicios, una terraza exterior y una piscina para natación. También era una condición para el proyecto viabilizar la ejecución de la obra en dos etapas.
Para atender al programa y a la necesidad de contar con una construcción racional y faseada, la residencia fue organizada en tres módulos principales: un pequeño pabellón lineal, un módulo para el garaje y otro módulo destacado con acceso independiente.
Realizada la debida evaluación técnica, se hizo imperativo adoptar un sistema estructural mixto para el proyecto: concreto y acero. La estructura metálica resultó ser la solución más adecuada para las conexiones de los elementos que se ejecutarían en la segunda fase de la obra al pabellón lineal, que sería construido antes de los demás.
La pintura de la estructura de acero en color naranja fue adoptada como referencia al tono terrroso del suelo del cerrado y, mediante el contraste, destacó la paleta de verdes y azules provenientes de la belleza natural del entorno. Este énfasis a través del color también se presenta en los marcos de las aberturas. Diseñados por el estudio, permiten diversas opciones de apertura y sirven de marco para la vista de la vegetación nativa.
En el área externa, una terraza y una piscina para natación complementan el programa y viabilizan las actividades físicas diarias de la propietaria.
Siendo amante de la naturaleza, la cliente también plantó una agroforesta en el área remanente del terreno, combinando diferentes especies agrícolas, nativas y frutales de la región.