Ubicada en Arucas, en el norte de Gran Canaria, la Casa A se inserta, a través de una operación de contraste, en una parcela entre medianeras con una pronunciada pendiente que forma parte de un terreno de construcción de poco interés arquitectónico. La casa se presenta como un volumen pulcro y sencillo que se relaciona con su entorno, alejándose de cualquier referencia urbana cercana, formalizándose de manera autónoma y atendiendo a otros estímulos como la luz solar, las vistas o las condiciones intrínsecas del objeto arquitectónico.
En su única fachada a la calle, orientada al norte, un zócalo con textura ranurada, formado por una red de perfiles de aluminio, absorbe el desnivel del terreno y alberga los accesos al edificio. Sobre esta base, se recorta y moldea un gran plano blanco que dibuja cuatro grandes huecos desplazados que, junto con el acceso a la casa, establecen un juego de luces y sombras facilitado por la manipulación formal de la fachada.
En el límite sur de la parcela, el volumen se vacía para generar un nuevo envolvente y dar forma a un espacio exterior que funciona como una extensión de los usos interiores, favoreciendo la luz solar y la ventilación cruzada de la casa.
Este vacío, protegido por un velo de chapa metálica que tamiza la luz natural y enmarca las vistas del paisaje lejano, se convierte en un elemento estructurante en la configuración espacial de la casa, añadiendo una componente de relación vertical mediante dos terrazas escalonadas que conectan los pisos principales.
La organización interior de la casa busca realzar la idea de una vivienda a conciencia que permite la solución del patio. Los espacios se distribuyen y organizan preservando la continuidad espacial, favoreciendo las conexiones visuales entre las estancias públicas y minimizando las piezas de circulación.
En su materialización, el proyecto asume sin complejidad las limitaciones presupuestarias de partida y apuesta por materiales y sistemas constructivos de bajo costo. En este sentido, se decide dejar a la vista el sistema estructural, de modo que el plano del techo se define por un sistema de placas alveolares y un pórtico que funciona como elemento de zonificación.
La paleta de acabados se completa con el uso de hormigón para el pavimento, microcemento gris para los baños, y madera de fresno y lacado para el mobiliario, que ha sido diseñado a medida por el estudio.