Una puerta abierta
El proyecto nació del estudio de la evolución del espacio litúrgico cristiano y de una mirada atenta y comprensiva de la compleja morfología del sitio de intervención. Una base construida por un muro de granito se extiende desde los alrededores, sosteniendo el templo.
Un patio separa funcionalmente el Salón Principal de la Iglesia, como una antesala exterior que inspira a los usuarios al silencio y la reflexión. En el patio se destaca el cielo, el sonido de las hojas de magnolia barridas por el viento y el agua corriente. Una puerta devidrio invita a cualquiera que entre al patio a ser parte de la gran familia cristiana.
En el interior, el presbiterio y la asamblea se elevan hacia Dios a través del gran claristorio vertical que dibuja la pasión de Cristo en las paredes con una pintura de luz y sombra. Las Capillas Mortuorias se abren hacia el antiguo cementerio de la iglesia, confiriendo unidad al perfil de la antigua calle.