En la 37ª edición de CASACOR São Paulo, “De presente, o agora”, el arquitecto Natan Gil ofrece una experiencia única al explorar el concepto del silencio en un espacio que fusiona arquitectura, paisajismo, decoración y diseño. Con un área de 142 m², el ambiente integra sala de estar, cocina, dormitorio y baño. El recorrido por el espacio se transforma en un acogedor entorno sensorial, donde la propuesta del proyecto se dedica a la contemplación de la quietud. La propuesta sugiere algo distinto al hacer que la presencia del silencio sea casi palpable.
El minimalismo elegante del ambiente se enriquece con elementos cuidadosamente seleccionados. La curaduría de arte incluye una mandala azul, creada por el artista y compatriota del arquitecto, Marcos Coelho Benjamim, además de muebles con acabados minimalistas en tonos marrón y blanco roto. Todos los muebles fueron diseñados por el propio Natan en colaboración con Zeea Mobiliário.
La integración de los espacios explora la amplitud, haciendo referencia constante al silencio y creando intencionadamente una falsa sensación de vacío en diversos momentos. La instalación artística del autor, una gran esfera de acero inoxidable en el techo, busca retratar la sensación de inmensidad que nos proporciona el silencio. El arquitecto argumenta que la ausencia de sonido puede ser inicialmente desconcertante para muchos, pero revela que, al experimentar el silencio, las personas desarrollan una nueva apreciación por él, conectando lo material con lo inmaterial e incentivando a los visitantes a explorar no solo el ambiente físico, sino también sus propias profundidades interiores.
Todo el espacio está rodeado de un gran verde, que se convierte en el protagonista de la obra, invitando al usuario a contemplar la naturaleza. El paisajismo no es solo una adición estética, sino una armonía esencial entre el proyecto y el entorno natural. La iluminación está integrada de forma inteligente y equilibrada, aportando la naturalidad necesaria a la obra. La pared al fondo del dormitorio presenta una textura rústica, destacándose sutilmente y rompiendo la uniformidad del resto del proyecto, que tiene paredes y techo con la misma textura continua en tonos claros.