

En este trabajo de restauración, se han eliminado las capas añadidas en etapas anteriores, lo que ha permitido descubrir el rico patrimonio histórico que se encuentra dentro de estas paredes centenarias. Este acto de revelar la historia de las paredes no solo sirve para homenajear la historia del lugar, sino que también establece un puente entre el pasado y el presente, ofreciendo a los visitantes una oportunidad única para conectar con el patrimonio local.
En cuanto a la materialidad, el proyecto aspira a ir más allá de la mera restauración arquitectónica. El objetivo es crear un espacio que destaque la panadería, convirtiéndola en un taller visual y contemplativo visible desde la calle. Este enfoque lleva la vida interior del negocio al exterior mediante la inclusión de grandes ventanas que permiten a los visitantes sentarse y observar el proceso de horneado. Esta transparencia fomenta una relación más estrecha entre la comunidad y el negocio, invitando a las personas a formar parte de la experiencia del Horno Pigalle.

Para complementar esta experiencia, los muebles diseñados a medida siguen un enfoque técnico que garantiza la funcionalidad y eficiencia del espacio. Además, se utiliza una cuidadosa selección de materiales naturales que se alinean perfectamente con la filosofía de la panadería. Estos materiales no solo aportan calidez y autenticidad al entorno, sino que también enfatizan la conexión con la naturaleza y la producción tradicional de pan.