Ubicadas en Sassoeiros, en una zona AUGI en transformación, estas dos casas representan una contribución a la recalificación y dignificación del lugar, a través de una arquitectura que buscó ser honesta, funcional y equilibrada.
La configuración de las parcelas, con su reducido tamaño y pronunciada pendiente, exigía un enfoque racional que optimizara cada metro cuadrado. El objetivo era diseñar zonas amplias y bien proporcionadas, evitando el desperdicio de espacio en pasillos y zonas de circulación, y priorizando en su lugar espacios generosos y funcionales.
La planta semisótano alberga el garaje, la lavandería, una sala multiusos, trastero y un baño. El patio inglés inunda esta planta de luz natural, especialmente la sala multiusos, creando un espacio más agradable y habitable.
En la planta baja, correspondiente a la entrada peatonal, un pequeño vestíbulo está delimitado por un volumen exento que integra el aseo de invitados y oculta la escalera que conecta las tres plantas. A un lado, la cocina abierta se extiende hacia el comedor y, gracias a un pequeño balcón, se abre al jardín y a la piscina en la parte posterior, en un diálogo continuo entre interior y exterior.
Al otro lado, el salón da a la fachada principal y se abre a una terraza que se proyecta sobre la entrada del garaje, ofreciendo un resguardo parcial del espacio exterior de la planta baja. En esta terraza se ubica la jardinera cúbica, de la que emerge el árbol que atraviesa la planta superior hacia el cielo: un gesto poético que introduce la naturaleza, la verticalidad y la luz en el interior.
La planta superior alberga la zona privada: una suite y dos dormitorios con un baño compartido. La suite y uno de los dormitorios se abren al espacio abierto que atraviesa el árbol, mientras que el tercer dormitorio, orientado hacia la parte trasera, conecta con un patio privado e íntimo, diseñado como un espacio de retiro y serenidad.
La escalera central culmina en un tragaluz que inunda de luz natural el núcleo vertical durante todo el día, transformando la percepción del espacio con el movimiento del sol. Los aseos, también iluminados por tragaluces, refuerzan esta atmósfera de luminosidad suave y controlada.
Exteriormente, la planta semi-subterránea estaba revestida en un tono gris claro, mientras que los volúmenes superiores, en blanco, se separan visualmente del terreno, acentuando la distinción entre las dos plantas y las proporciones generales.
En cuanto a los materiales, se eligió suelo de roble americano (también utilizado en las escaleras), microcemento en la planta baja y piedra natural en las terrazas, patios y la piscina. Nichos empotrados y cajas de luz realzan los espacios interiores, creando ambientes cálidos y equilibrados.
En resumen, el objetivo era diseñar casas sencillas y bonitas, duraderas y atemporales, donde la funcionalidad, la comodidad y la proporción primaran sobre cualquier gesto ostentoso, reafirmando una idea de arquitectura honesta y esencial.
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