Numerosas cercas de piedra, muros de esquisto y cal, molinos, abrevaderos de agua clara y pozos se extienden por los pliegos circundantes a San Silvestre de Guzmán, en el Andévalo de Huelva. La propia tradición constructiva ligada al control del territorio y de su actividad agrícola y ganadera se percibe en los espacios públicos del núcleo urbano, transformando de manera anónima cercas en límites viarios, bancadas y jardineras que el proyecto busca recoger en la actuación de regeneración de la plaza Clara Campoamor.
La actuación consiste en generar un nuevo elemento de borde para la plaza que enlaza con los anteriores y delimita un espacio urbano abierto al resto de San Silvestre, en el que se recogen elementos tales como el agua, la fuente, el banco o la flora. La plaza queda protegida del ruido y la contaminación de los vehículos mediante la construcción de elementos como un cercado capaz de integrar bancadas; alcorques con vegetación autóctona del Andévalo como madroños, encinas y romeros; puntos de agua; y lugares desde los que observar el paisaje.
La plaza se conforma como una alfombra terrosa de pavimento filtrante que delimita un área de relación, con apertura hacia el pueblo e intencionadamente cerrada hacia el final de la travesía. Como elementos, complementarios a los nuevos ejemplares arbóreos, se dispone un banco longitudinal en cuya falda un parterre con tierra fértil alberga arbustos que dan color, olor y textura.
Sobre éste, se plantea la disposición de una pérgola vegetal para la protección solar, permitiendo la creación de nuevos umbráculos en épocas de temperaturas extremas. Bajo unos pinos existentes, el proyecto culmina con una lámina de agua y un pilar que permiten dotar de sonido y humedad a este espacio en el límite de lo urbano.