La vivienda surge a través de un diálogo presente, dinámico y constructivo entre el sujeto y el lugar. La Villa 144 se sitúa cerca de Bushehr , una ciudad en el suroeste de Irán, a orillas del Golfo Pérsico, caracterizada por un clima cálido y húmedo. La arquitectura residencial de la antigua Bushehr, moldeada principalmente durante los siglos XVIII y XIX, presenta características únicas, como callejones estrechos y laberínticos, que la convierten en una de las narraciones más expresivas y originales de la arquitectura residencial tradicional iraní.
La estructura de la villa consta de tres cubos blancos que se entrelazan a distintos niveles, definiendo los espacios interiores y exteriores. En la intersección de estos cubos se encuentra la entrada principal, que actúa como un límite fundamental entre la sala de estar principal, los dormitorios y los patios oeste y este. La disposición de los cubos deslizantes y superpuestos evoca una sensación de ligereza y suspensión, evocando sutilmente la cualidad espacial característica de las casas históricas de Bushehr.
A lo largo del camino hacia la entrada, el cubo principal de la sala de estar parece flotar sobre un estanque reflectante revestido de azulejos iraníes esmaltados en turquesa. En el intenso calor de la región, la presencia y el sonido del agua ofrecen un suave contrapunto sensorial y crean un momento de apacible relajación.
La sala de estar principal es el espacio más transparente y abierto al exterior, conectado visual y funcionalmente con los cuatro patios de la villa. En la sala, el punto focal no es un televisor, sino una antigua alfombra Heriz —una obra maestra del tejido persa— expuesta como una obra de arte enmarcada en la pared. De igual manera, el asiento junto a la ventana de la cocina, adornado con alfombras Zanjan tejidas a mano, refleja una práctica deliberada para revelar alfombras persas en entornos que amplifican su resonancia simbólica, estética y espacial.
Un pasillo de 3,3 metros de largo conecta la entrada principal con la sala de estar y la cocina. Las paredes de este pasillo están construidas con piedras de coral procedentes de las costas de Bushehr —antiguamente el principal material de construcción en los edificios históricos de la región—, mientras que el techo y el suelo están revestidos con láminas de hierro crudo.
El paisaje de la villa ha sido diseñado para ofrecer múltiples senderos, permitiendo a los visitantes explorar el jardín de diversas maneras, intencionadas e imprevistas. Estas rutas proporcionan una mayor interacción y una comprensión más profunda tanto del jardín como de la villa.
El jardín es una colección de árboles nativos y nostálgicos de Bushehr , incluyendo diferentes variedades de buganvilla (el árbol más querido en Bushehr), varios tipos de la familia Ficus, seis eucaliptos maduros rescatados y el majestuoso árbol de la seda, el árbol más llamativo de Bushehr. A lo largo del proceso de diseño, excavamos arquetipos prominentes de la arquitectura persa, y más específicamente, de Bushehr, destilamos su esencia funcional y los reconfiguramos para alinearlos con el estilo de vida contemporáneo.
En la arquitectura tradicional de Bushehri, no existen callejones sin salida. En cambio, los usuarios se desplazan por una red de estrechos callejones, que recuerdan a los laberintos de Borges, lo que permite experiencias espaciales multidimensionales y narrativas. En el diseño de Villa 144, inspirado en este ethos y con el objetivo de profundizar la interacción entre el sujeto y el lugar, la estructura se ha liberado intencionalmente de callejones sin salida espaciales. El resultado es una distribución que invita a una interacción más intuitiva, entrelazada y multinarrativa con el lugar.
