Situada en la Bahía de Port de la Selva, en la costa norte del Parque Natural del Cap de Creus, frente al mar y la Tramuntana.
La casa, una construcción entre medianeras, recoge la herencia cultural del lugar y toma como referencia las casas Villavecchia de F. Correa y A. Milá y la casa Senillosa de J.A. Coderch, ambas en la población vecina de Cadaqués, siendo éstas ejemplo del respeto por lo tradicional, incorporando comodidades y elementos de lo moderno.
Construida en una parcela profunda y estrecha, entre dos calles: el Passeig de la Platja y la calle Selva de Mar, con edificios muy cercanos y de mayor altura.
La sección resuelve los condicionantes de la normativa de casco antiguo, escalonando su sección a medida que se aproxima a la calle posterior, mejorando las condiciones de asoleo y ventilación y adecuando las alturas, como las fachadas tradicionales de los patios protegidos.
Dada la proporción alargada de la parcela, su orientación solar a Norte, los difíciles condicionantes meteorológicos y la falta de privacidad, la casa plantea un patio aislado y protegido en un lugar central abierto a la casa, que se convierte en un espacio de relación y estar, participando del día y la noche y protegiéndose del calor, el frío, la lluvia y el viento.
Este es el lugar de relación entre habitantes y su espacio íntimo imaginado para una vida no amenazada.
En su interior la casa se distribuye en tres niveles. En planta baja el acceso se produce por las dos calles; un acceso posterior al garaje y un acceso peatonal por el frente accediendo directamente al espacio de cocina-comedor-patio, manteniendo así la tipología del lugar de casa de pescadores. En planta primera se encuentran los dormitorios a los que se accede por dos escaleras; una interior y otra exterior, siendo el patio en este nivel un atrio de distribución a través de una galería colgada, generando así un “continuum” centro de la vida doméstica. Por último en el segundo nivel se halla la biblioteca, el estar y una terraza protegida que mira hacia el mar.
Constructivamente, la casa se resuelve economizando medios y reconociendo la lógica estructural interna de sus materiales, que gracias a la incidencia de la luz, manifiestan los aspectos más sensitivos de su interior.
El rigor, la austeridad y la materialidad definen los espacios que conectan la escala doméstica de la casa con el patio o dominio figurado, construyendo al tiempo una escala mayor en la que lo imaginario enriquece la forma de habitar, al trascender lo doméstico.