El proyecto se centra en un edificio, en la esquina de la manzana, que fue objeto de una demolición anterior de un antiguo edificio de 2 pisos, destinado anteriormente a vivienda. El edificio es parte integrante del tejido urbano intramuros de Lagos, frente a la Iglesia de San Sebastián.
El edificio se construye desde cero para convertirse en la vivienda de una pareja con hijos, para vivir en una zona densa, pero tranquila, del centro histórico de la ciudad. Con el objetivo de la contemporaneidad de la intervención, se busca en el entorno y en la preexistencia la escala y el diseño del edificio. El mayor desafío es mantener el diálogo con la Iglesia frente a él, un edificio de mayor porte y carácter excepcional, que es monumento nacional.
Importa entonces diseñar un edificio de acompañamiento y de remate de manzana, sobrio y sólido, de métrica rítmica, cuyo nuevo diseño transporte una identidad, con el peso y el perfume de los tiempos, de una urbe con muchos siglos de existencia.
El desnivel de las dos fachadas de la calle y la relación espacial pretendida entre la vivienda y el pequeño patio determinan la
organización espacial y la fluida relación entre los pisos. La entrada se realiza por la planta baja, frente a la iglesia. Unos escalones y un atrio exterior establecen la transición entre la calle y la vivienda. La planta de entrada está dominada por el hall abierto, que nos garantiza la vista de los pisos superiores, y de las escaleras, cuyo segundo tramo aparece suelto y suspendido. Tres habitaciones con instalaciones sanitarias de apoyo se organizan a partir de este hall, así como el acceso a una pequeña bodega no habitable para servicios técnicos.
En un entrepiso se encuentra la entrada al garaje, la lavandería y el patio exterior, donde se recupera una vivencia más íntima, tan propia de las tierras del sur. El primer piso es un espacio abierto donde, alrededor del vacío central, se desarrollan la zona de estar y comedor, la cocina, un lavabo y el dormitorio principal.
En el nivel de la cubierta surge, de forma discreta, un piso retranqueado, que da acceso a una terraza panorámica donde se encuentra la piscina y áreas de ocio, abiertas al sol y a las vistas. Las soluciones arquitectónicas y técnicas tienen aún como premisa la búsqueda de altos niveles de sostenibilidad, con particular relevancia para:
– Alto confort térmico, determinado por el diseño y técnicas constructivas;
– Control solar;
– Uso de energía solar;
– Soluciones que reduzcan la necesidad de recursos hídricos;
– Privilegiar la proximidad en la elección de materia prima y proveedores.
Como resultado de un análisis de la estructura morfológica y arquitectónica del entorno, se responde con un lenguaje sobrio, pero riguroso de la arquitectura de este lugar. El revoque pintado de blanco reviste el edificio, intercalado por molduras profundas de piedra caliza clara de la región. Se recupera el generoso grosor de las paredes exteriores, destacando las sombras, la volumetría, verticalidad, el ritmo, la métrica de los vanos y materiales de revestimiento, que acentúan el peso y carácter del edificio.
De un compromiso entre el pasado y el presente, se revitaliza el espacio y la vida urbana, en un área tan sensible por la proximidad a la Iglesia de San Sebastián.