El arquitecto Donald Luckenbill, un arquitecto sénior en la práctica de Paul Rudolph, completó el trabajo en Oceanus House, situada en la cima del Monte Olimpo, en 1992. Renovando una modesta casa construida en la propiedad en 1975, Luckenbill duplicó su tamaño y cambió completamente su forma y estilo fundamentales. Sin embargo, intervenciones posteriores a lo largo de los años erosionaron gradualmente la coherencia de la casa, lo que llevó a la necesidad de una modernización cuidadosa.
Good Project Company fue inicialmente contratada para reimaginar los acabados interiores. Nuestro objetivo era modernizar el espacio, devolviendo también un sentido de cohesión. Para lograr esto, solo confiando en los acabados, se empleó una estrategia que introduciría detalles materialmente reductivos destinados a enfatizar las características más atractivas de la casa, particularmente la notable horizontalidad de la estructura, que parece flotar ligeramente más allá de las paredes de vidrio perimetral, reforzando la conexión entre las áreas de estar interiores y exteriores. Igualmente importante fue la delicada interacción entre masas y vacíos, que añadía profundidad y carácter a la estructura.
A medida que el proyecto evolucionó, el alcance de las mejoras se expandió significativamente, abarcando la replanificación de espacios interiores clave, así como mejoras en la fachada y el sitio. Adaptar la estrategia inicial de detalles reductivos a este alcance más amplio de trabajo se convirtió en un desafío central.
La fachada existente requería una modernización integral, con la salvedad de que las mejoras no impactaran en la envolvente térmica existente. Para abordar esto, el equipo amplió la cornisa y las proyecciones de la fachada en tres bandas horizontales escalonadas. Cada banda asume su propia autonomía composicional: la banda inferior se define por una serie de cables metálicos que conectan la fachada con el paisaje, la banda superior de yeso mantiene la esencia de la fachada de estuco original, y la banda intermedia de listones verticales blancos media entre las dos.
El escalonamiento de las bandas resalta aún más la horizontalidad de la estructura, manteniendo la coherencia con los interiores, proporcionando una mayor sensación de privacidad y redirigiendo el enfoque hacia las pintorescas vistas del Océano Pacífico y el centro de la ciudad.