En el noreste de Brasil, en la costa de São Miguel do Gostoso, sostenida por lo más ligero: el viento y las nubes, se encuentra Casa Modico, una de los recientes e icónicos proyectos de Atelier Branco. La influencia del territorio y su posición ligada al viento desarrolló en el cliente y creador el deseo de imaginar una respuesta congruente a las tradiciones habitacionales locales. Por tanto, la construcción respeta la memoria en términos de tecnología constructiva, pues es ecológicamente sostenible y se propone como un punto de referencia para la antropología cultural del paisaje.
Observando la sección longitudinal se levanta la intención de crear una ventilación natural que recorra cada espacio de la casa. En efecto, las separaciones entre los espacios comunes y los privados están definidas por una composición de ladrillos que crea un filtro que facilita la ventilación. La ligereza en vivir estos espacios está marcada por el ritmo de la danza del aire, moldeado por el viento. La ligereza siempre se ha asociado con el arte de la danza. Sin embargo, incluso este arte exuberante está muy conectado con su opuesto, la disciplina.
Dada la topografía del sitio, la sección determina la resolución del proyecto, dos volúmenes similares ubicados en un paisaje plano, a un metro sobre el nivel del mar. En el proyecto se definen dos ejes principales, el primero corta perpendicularmente el océano y conecta todas las áreas comunes definiendo la secuencia de simetría de la casa.
El segundo paralelo a las aguas del océano beneficia los recursos naturales para la ventilación, ya sea como vacío o como filtro. Cuatro puertas de diferentes tamaños se introducen en cada área común. Al llegar nos encontramos con los más pequeños como entrada a la casa.
Dos puertas idénticas se abren al patio interior, donde encontramos una larga mesa de madera de 7 metros, la segunda puerta idéntica nos recibe en la sala de estar con solo un mueble: un sofá frente al mar. Una puerta de 3×3 metros nos dirige hacia el deck de madera, 80 metros cuadrados de un escenario frente a la playa.
Junto a este sistema se desarrollan cuatro estancias idénticas, en estas estancias la vista interior-exterior es filtrada por un muro de listones horizontales de madera que produce una especie de desvanecimiento en la vibración de la luz.
Aquí también hay sencillez de formas y colores: el equilibrio de las paredes, la madera natural de las persianas y el gris del suelo de hormigón son una cualidad que llega a través de un camino y un proyecto que no es sencillo, que sí requiere madurez, sabiduría y coraje. La capacidad de eliminar, limpiar para llegar a la esencialidad. La simplicidad es claridad. La claridad es elegancia, sustancia, honestidad y, por tanto, belleza moral.