
La casa está situada en una llanura de la cuenca de Aiguablava poblada de pinos mediterráneos.

Una agregación de volúmenes construidos con gruesos muros cerámicos y losas de hormigón arenado se concatenan y desplazan para buscar las mejores vistas, ventilación, orientaciones y adyacencias entre ellos.
Estos desplazamientos generan encuentros inesperados y enriquecen nuestra búsqueda de múltiples lugares, temperaturas, rincones y espacios para el disfrute cotidiano. Aleros profundos que cobijan grandes ventanales y umbrales, prolongan los espacios interiores hacia el bosque exterior y propician el disfrute del clima mediterráneo en todas las estaciones.

La volumetría sencilla y aparentemente desordenada evoca y da continuidad al ideal de mediterraneidad tan planteado y promulgado por la modernidad latina del siglo XX.