– En cuanto a ti, ¿has notado cómo el mundo parece estar hecho de puntos y aristas? ¿Les he llamado alguna vez la atención sobre la escasez de contornos mansos en las cosas? Todo es duro y duele. Yo miro, tú miras cómo se mueve sin sobresaltos entre los bordes. ¿Te parece dócil, así de sinuoso, evitando toques que puedan herirlo? Porque me parece mentira, conozco bien sus maquinaciones y sé todas las veces que cedió para que el forastero no le hiciera daño. Mira, escucha, fíjate: estas sinuosidades son las de una serpiente, no las de un pájaro. – Caio Fernando Abreu
Templo del latín templum, que significa lugar sagrado, pero ¿qué características definen el carácter sagrado de un espacio? ¿Y si es de carácter ecuménico? Hay muchas preguntas, ninguna respuesta. Teniendo en cuenta esta narrativa, su implementación se lleva a cabo en un condominio de lotes residenciales en el bucólico territorio de Aldeia, región metropolitana de Recife.
En este sensible intento de rastrear lo intangible desde una perspectiva plural, un volumen de fuerte caligrafía emerge de la tierra seca, ascendiendo hacia el cielo. En contraste explícito y decidido con la exuberante selva atlántica, dos hipotenusas blancas mitigan una cierta dicotomía entre lo sagrado y lo profano.
Un refugio de alma sencilla, sin puertas, con paredes blancas y suelos azules: invita a todos a experimentar un bordado de luz que desborda sombra y verdad en simbiosis con la construcción. Todo resuena, el resto es silencio.
