La intervención busca abordar el desafío que presenta un largo pasillo y una disposición fragmentada que obstaculizaba el flujo de luz natural y limitaba la sensación de espacio.
Para superar esto, el diseño conecta la sala de estar y el comedor con la cocina, creando un espacio visualmente más grande y abierto que maximiza la luz natural de la terraza. Esta solución asegura que la luz bañe todo el apartamento desde ambas fachadas, permitiendo una conexión visual fluida entre todas las habitaciones cuando se desee.
Un aspecto clave del proyecto es la mejora de los elementos arquitectónicos originales del apartamento, construido en 1930. El diseño expone características estructurales clave, como la restauración del techo de bóveda catalana y la revelación parcial de las paredes de ladrillo.
Tanto los elementos originales como los recién construidos fueron unificados a través del uso de una sola paleta de colores, creando armonía visual y estableciendo un juego de texturas. Este enfoque rinde homenaje a las raíces históricas del apartamento mientras integra una estética contemporánea.
El diseño se caracteriza por su enfoque de simplicidad, con un enfoque estricto en los elementos funcionales y una estética visual limpia. Esto se logra mediante la integración perfecta de puertas con muebles a medida y revestimientos verticales, reforzando el compromiso del proyecto con la claridad y la mínima intervención.