Situada en los límites de un residencial consolidado, lo primero que destaca de la vivienda es su posición respecto a la parcela rectangular. La casa busca desplegarse a lo largo de la mayor longitud con el fin de conseguir una buena orientación y generar mejores vistas, otorgando así una mayor privacidad a la zona del porche y la piscina.
Situada en los límites de un residencial consolidado, lo primero que destaca de la vivienda es su posición respecto a la parcela rectangular. La casa busca desplegarse a lo largo de la mayor longitud con el fin de conseguir una buena orientación y generar mejores vistas, otorgando así una mayor privacidad a la zona del porche y la piscina.
Con el fin de minimizar el impacto de una colina situada en un lateral, se crea un gran fondo de vegetación. Una lámina de agua se extiende hasta buscar uno de los vértices de la parcela, evocando una balsa a través de sus tonalidades oscuras.
La planta baja se plantea como un espacio continuo y fluido que alberga las zonas de día, presidida por un salón de doble altura y con la piscina como fondo de perspectiva. La zona de noche se sitúa en la planta primera, donde un gran hall separa la zona infantil del dormitorio principal con terraza privada.
Amplios voladizos a doble altura dilatan las estancias interiores hacia el exterior. La cocina se extiende a través de un porche que alberga la barbacoa y un comedor exterior, mientras que un gran vuelo une el salón con la piscina generando una zona de sombra para el descanso.
La vivienda se integra en el entorno a través de su materialidad. El hormigón blanco conforma el cerramiento de la casa con el fin de minimizar el impacto de este potente volumen. Los muros traseros se resuelven con mampostería en crema marfil, también empleada en el solado. La madera se combina en dos tonalidades; la más oscura se emplea para la carpintería exterior, mientras que en el interior se elige una más clara para aportar luminosidad y calidez al espacio.