La casa explora la transformación tipológica de la casa patio tradicional granadina – denominada Carmen. Por definición, “el Carmen se proyecta hacia el exterior mediante espacios porticados que sirven de transición entre la vivienda y el jardín. A veces, estos pórticos son estructuras efímeras anexas a la vivienda principal.”
La casa R incorpora estos espacios anexos a la vivienda de manera permanente. El proyecto se concibe como una estructura continua que engloba casa y patio, cristalizando nuestro característico modo de vida entre el espacio interior y el exterior.
Por otro lado, los propietarios pedían “no ser esclavos de su casa”. Es decir, que fuera fácil de mantener y consumiera poco. Además, necesitaban que sus dos magníficos perros, Ron y Jako, tuvieran espacio para campar a sus anchas.
En el lado norte, la vivienda es hermética y prominente. Sin embargo va perdiendo altura y masa gradualmente a medida que se desarrolla hacia el sur, hasta transformarse en una simple estructura porticada. En este intervalo espacial y estructural se conjugan el agua, la vegetación, la luz y la sombra.
Uno de los retos constructivos de este proyecto consistió en evitar el puente térmico derivado de la continuidad estructural entre cubierta y casa. La estructura que cubre el “patio” sólo toca puntualmente a la “casa”, mientras que el aislante exterior envuelve casi en su totalidad la casa en fachada y cubierta, evitando así el puente térmico.