
El proyecto plantea recuperar la simplicidad volumétrica de arquitecturas agrícolas pasadas. La horizontalidad de estas grandes construcciones, y la vaquería como ejemplo característico de nuestro entorno próximo, se resolvían con un único volumen longitudinal de una o dos crujías, representación de síntesis funcional. Poner en valor la esencia de esas edificaciones agrícolas olvidadas, marginadas, donde prevalece el lugar y no la construcción.

Siguiendo este concepto y con el reto de integrar un edificio de grandes dimensiones en el entorno, se plantea la vivienda como una única pieza longitudinal en planta baja, situada de manera transversal a la pendiente, implantada para generar el mínimo impacto en el entorno, configurando un acceso posterior excavado, y diferentes niveles para adaptar la construcción a la topografía natural.
El módulo original de la arquitectura popular, definido por un destre, antigua unidad de medida que en Mallorca se correspondía a unos 4,2m, se utilizaba como profundidad óptima para una crujía. En la arquitectura contemporánea que proponemos, se incrementa a 5m en el interior y muros de 50cm de espesor, generando una composición de ocho módulos de 6x12m. Después de un sencillo juego de desplazamientos de estas piezas originales, obtenemos el espacio requerido para el habitante de hoy, con un patio central y varios porches y construcciones complementarias.

A nivel estructural, se pretende liberar el muro central entre las dos crujías. Para esto, la estructura pasa a cargar en sentido transversal, aprovechando los muros de separación entre dependencias interiores, para disponer de un único espacio útil duplicado, facilitando la libre distribución y posibilidad de adaptación a nuevas necesidades.