

La casa se ha organizado bajo una estructura en forma de mesa que se coloca hacia el frente de la parcela, maximizando el tamaño del jardín. El edificio está envuelto por una marquesina de hormigón, moldeada in situ, que protege todas las aberturas del sol y la lluvia al tiempo que ofrece refugio a los espacios perimetrales exteriores.
Una marquesina de 4 metros se proyecta hacia el jardín, creando una terraza cubierta que descansa sobre una singular columna cilíndrica de hormigón que da una gran esencia de escala y proporción al espacio exterior.

La distribución interna de la casa se divide en dos zonas: la zona oeste, donde los dormitorios disfrutan de la brisa de verano de la tarde, y la zona este, donde las áreas de estar disfrutan de vistas al paisaje a través de grandes aberturas. Un muro de hormigón visto de 17 metros de largo recorre toda la longitud de la casa, convirtiéndose en un elemento escultórico además de proporcionar privacidad entre las dos zonas de la casa que están conectadas a través de solo dos aberturas.