El proyecto se basa en dos premisas fundamentales. La primera de ellas fue la intención de restituir a la parcela su condición de paisaje. Esta condición paisajística es negada por el proceso de zonificación urbana, que transforma el territorio en algo que ya no es monte o valle, sino una serie de solares numerados caracterizados por parámetros que no guardan relación con su esencia original, como su biodiversidad, capacidad de drenaje, resiliencia, etc; en cambio, se centran en su nueva condición como producto urbanístico, como los metros cuadrados, edificabilidad y porcentaje de ocupación.
Llevamos a cabo un estudio de la fauna y flora autóctonas presentes en la zona y en los montes circundantes, poniendo especial atención a la flora silvestre, rica en plantas aromáticas y perfectamente adaptada al clima de Baeza (Jaén, España), lo que requiere un mínimo mantenimiento y reduce su impacto ambiental. El objetivo de este estudio previo era tratar de restaurar, una vez acabada la construcción, la rica biodiversidad paisajística del lugar. Frente a la tabula rasa, un proceso de restauración medioambiental.
La segunda premisa consistió en abordar, con un presupuesto limitado, un programa de vivienda complejo para sus dos ocupantes humanos, Alex y Lurdes, así como para sus habitantes otros-que-humano, entre los que se incluyen seis perros (Chica, Alex, Bruno, Rufo, Bimba y Lisa), seis gatos (Odín, Audri, Lenin, Bety, Catherin y Greta) y una Roomba.
En un momento dado del proyecto, tuvo lugar un descubrimiento emocionante: Alex compartía hábitos y preferencias por los espacios elevados y aislados con los felinos de la casa, mientras que Lurdes, al igual que los habitantes caninos, prefería el espacio fluido y vivo del jardín. A raíz de este hallazgo, diseñamos la vivienda con una planta baja abierta y dinámica para los ocupantes caninos, que ofrecía numerosas posibilidades y configuraciones diferentes. Para los felinos, se diseñó el acceso a una serie de cubiertas conectadas y aisladas, creando así espacios serenos y de contemplación con distintos grados de aislamiento o conexión.
Por último, la distribución de la vivienda se planificó teniendo en cuenta los desplazamientos de la Roomba, una entidad tecnológica que habita también la vivienda que desempeña un papel crucial al mantener constantemente limpio el pelo y el polvo.
Así, el diseño de esta vivienda no solo incorpora medidas para promover la sostenibilidad ecológica, como una red de saneamiento separativa con reutilización de aguas pluviales y grises, la implementación de estrategias pasivas para el control climático y el uso de energías renovables, sino que también busca integrar en el espacio a sus habitantes humanos y otros-que-humano, entendiendo el espacio arquitectónico (la casa, el barrio, la ciudad) como lugares para la co-habitación y la asociación voluntaria de seres.