El terreno tiene dimensiones asimétricas con una longitud mucho mayor en relación a su ancho, morfológicamente presenta una pequeña pendiente de Sur a Norte. Como enfrentamientos queda la vía pública hacia el sur, y en el extremo restante viviendas.
La implantación se define por limitaciones naturales y legales, se apoya en el límite Norte para liberar zona al Sur y la fachada principal respeta la alineación de los edificios adyacentes. Ambos datan de épocas distintas y presentan características estéticas y constructivas que no se beneficiaban de la referencia al concepto de la propuesta, por lo que la nueva construcción pretendía identificarse.
Como ejercicio arquitectónico, la forma se convirtió en fórmula. La disposición longitudinal de un conjunto de volúmenes paralelepípedos superpuestos, casi de borde a borde, crea una composición de plenitud y vacío que se hace evidente a lo largo del día dependiendo del cambio de luces y sombras.
La interacción entre los volúmenes se planificó de modo que cada volumen y cada vacío dieran lugar a una función programática que resultara en una secuencia espacial cohesiva. Los espacios internos fueron diseñados a través de la lógica de su geometría, disposición solar y respondiendo a la premisa principal de los clientes, garantizar la privacidad.
A nivel de planta baja aparece un vacío a modo de estacionamiento y acceso a la vivienda, con una relación muy directa con la vía pública, resguardado por un volumen donde se ubica el dormitorio principal. Posteriormente, la oficina aparece como un primer volumen a nivel del suelo y la sala y comedor como un vacío cubierto por el volumen de los dos dormitorios restantes. A continuación termina con la zona de servicio y un espacio habitable que flanquea una terraza al aire libre.
En el primer piso hay tres dormitorios, cada uno orientado en una dirección y tiene un balcón con vistas abiertas. Los huecos indirectos y las barandillas formadas por un muro consiguen que no exista relación visual entre el nivel de la planta baja y el interior. La materialidad se basó en opciones económicas, duraderas y libres de mantenimiento. Destaca el color blanco, el mármol y la madera de fresno.