El punto de partida del edificio es el contacto permanente con la naturaleza. La construcción se organiza a través de un eje principal que no solo pretende resolver todo el programa funcional, sino también operar como un elemento de frontera entre las áreas sociales y las privadas. Esta casa de una sola planta se eleva del suelo, manteniendo algunos puntos de conexión que buscan lograr una relación simbiótica.
La solución aplicada crea pequeños patios a través de su forma, proporcionando la simplicidad de los materiales y formas encontradas en la naturaleza que la rodea.
Dos losas de concreto con formas orgánicas definen el contorno exterior, creando una pieza con un sentido de libertad y, consecuentemente, diversidad en la creación de los espacios interiores, así como permeabilidad con el exterior. Las áreas no están así limitadas por paredes, sino que se extienden, con la naturaleza sirviendo como el único límite.