El proyecto prevé la construcción de 34 viviendas en edificación abierta promovida por un grupo de propietarios constituidos en cooperativa, posibilitando su participación en la toma de decisiones formales y programáticas. Esta manera de asociarse reduce los costes de construcción (al eliminar el beneficio promotor), democratiza la toma de decisiones y genera un sentimiento de pertenencia para la futura convivencia e interacción en el espacio construido.
El lugar. La edificación se asienta en una de las últimas parcelas vacantes de un polígono residencial surgido en los años 90 de la urbanización del entorno de la Ermita de Santa Marta, junto al Monte de Conxo, en el borde del suelo urbano consolidado de Santiago de Compostela.
En la ordenación propuesta por el planeamiento urbanístico vigente para este ámbito, las edificaciones de uso residencial se desarrollan mediante bloques abiertos en forma de U abrazando patios interiores de uso privado, a excepción del flanco este del sector (donde se encuentra este solar) que se adapta a la trama de edificación de baja densidad prexistente, donde se prevén una serie de edificaciones en tipología de bloque abierto de carácter lineal y forma sinuosa que coronan en la parte más alta en la parcela escogida, sirviendo también para resolver los desniveles existentes, convirtiendo a la edificación en elemento de contención entre distintos elementos del espacio público.
La propuesta. La edificación se conforma volumétricamente recogiendo los elementos configuradores del solar: un elemento lineal, borde y límite, materializado como un volumen continuo en cuya envolvente se reconocen distintas texturas: una chapa perforada vinculada a los huecos, que sirve de transición entre exterior e interior y otra maciza, con revestimiento continuo blanco. Todo ello se culmina con una cubierta inclinada que refuerza la imagen tipológica del conjunto y que se materializa en concordancia al revestimiento metálico de los huecos de fachada.
El acceso a todas las viviendas desde la calle se realiza desde un único punto, a través de un gran corredor a doble altura que aglutina los recorridos, sirve de vestíbulo común de los cinco portales interiores de comunicación y conduce al local comunitario que se sitúa en el punto final del mismo con acceso al espacio público más recogido que se sitúa en el lado contrario de la parcela. Diseñados para una configuración flexible, los huecos aparecen en la fachada como elementos de interacción entre vivienda y entorno.
Adicionalmente a la función tradicional de iluminación y ventilación, se añade una función de filtro con la superposición exterior de una contra de chapa perforada practicable que, permitiendo la entrada de luz y de aire, matiza la relación entre el interior y exterior, generando diversos grados de privacidad y estableciendo una barrera para la incidencia del asoleamiento, con la consiguiente gradación de la temperatura interior de las viviendas en diversas épocas del año.